Los republicanos Rudolph Giuliani y Michael Bloomberg, ex alcaldes de Nueva York y el demócrata Eric Garcetti, actual alcalde de Los Ángeles, tienen en común que optaron por la reelección para continuar enfrentando serios problemas sociales y urbanos de sus respectivas ciudades, con lo cual quedan posicionados como actores políticos que merecen ser analizados en sus trayectorias. Giuliani quien estuviera al frente de una de las ciudades más importantes del mundo en la costa este de los Estados Unidos del 1 de enero de 1994 al 31 de diciembre de 2001, le tocó transformar la percepción de la ciudadanía y del mundo entero sobre la seguridad desde su estrategia “Tolerancia Cero”, así como sobrellevar el fatídico incidente de las Torres Gemelas. Por su parte, su sucesor Bloomberg, exitoso empresario de medios informativos, gobernó del 1 enero de 2002 al 31 de diciembre de 2013 para asumir el reto de devolverle la confianza a todo el mundo de que la ciudad de Nueva York era un destino obligado por diversos motivos, al grado tal de que el informe del año 2012 de la Economist Intelligence Unit sobre el ranking de ciudades competitivas, la colocó como la más competitiva del mundo y lo seguirá siendo hasta el año 2025 según el reporte del año 2013.
Por su parte, al otro extremo en la costa oeste tenemos a Garcetti de orígenes judío-latinos, quien desde el 1 de julio de 2013 es alcalde de Los Ángeles y recientemente, el pasado 8 de marzo agradeció públicamente haber salido victorioso para servir a su ciudad por un segundo período de 5 años y medio, para alinearse con las elecciones estatales y federales en año par. A Garcetti le toca lidiar con graves problemas de movilidad y desigualdades sociales derivados de una ciudad extendida y extensa con una permanente lucha por los derechos de los inmigrantes. Estos tres personajes, a pesar de las diferencias entre sus ciudades, les tocó llevar las riendas de situaciones extremas de impacto mundial, y optaron como muchos otros alcaldes del mundo, por la reelección.
México ahora tiene esta opción. Las opiniones son encontradas y todas aceptables desde el enfoque que se miren. Sin embargo, hay cuestiones que deberían estar más allá del interés personal o del proyecto político. Finalmente un alcalde tiene en sus manos el gran poder de transformar una ciudad en capital del mundo y retomando los reportes de la Economist Intelligence Unit, el concepto de competitividad atribuido a una localidad es definido por su capacidad para atraer capitales, negocios, talentos y visitantes. En donde la relación entre el desarrollo económico y el crecimiento urbano, están articulados con la regulación urbano ambiental, las condiciones de habitabilidad y la calidad del capital humano, y por tanto, estos factores además de elevar el nivel económico de la ciudad, crean sobre todo, un ambiente armónico entre negocios, infraestructuras, equipamientos, servicios y oportunidades para el desarrollo humano.
Entonces, ¿cómo podría Mérida tener una Visión para el 2050 desde el concepto holístico de la competitividad urbana con el actual esquema administrativo de gobierno?. Como consecuencia, nos encontramos ante una oportunidad histórica para que la autoridad local capitalice esfuerzos y decida darle continuidad o redirigir sus estrategias urbanas y sociales, con el firme propósito de darle rumbo definido a la visión de Mérida, así como para profesionalizar cuadros de servidores públicos que actúen e informen sobre indicadores de competitividad urbana en términos internacionales. Es decir, la reelección es una oportunidad para pensar globalmente y actuar localmente sobre la Mérida en la que todos queremos vivir.