de David Montañez Rufino

El fin de semana tuve la oportunidad de visitar uno de los espacios públicos más emblemáticos de Mérida, el Parque de la Alemán. Descubrí que, a pesar de tener instalaciones recién remodeladas con juegos infantiles prácticamente nuevos, aún se utiliza la arena como superficie para el área de juegos. Esta es una situación que se replica en muchos parques de la ciudad, y que me motivó a reflexionar sobre los inconvenientes de utilizar “arena” en nuestros espacios públicos.

 

De manera concisa, aquí hay cinco aspectos a considerar sobre el uso de arena en los parques:

  • La Arena es divertida.

Uno de los argumentos más fuertes a favor de la arena es que, por sí misma, la arena es divertida. Es decir, además de los toboganes, pasamanos, columpios, etc., la arena es un juguete para los niños, que con su imaginación pueden crear fortalezas, castillos y toda clase de formas. Sin embargo, otras superficies amortiguantes para áreas de juegos, como los pavimentos de seguridad o el caucho, también permiten integrar colores e incluso figuras al contexto del parque infantil. Hay ejemplos en todo el mundo, y también en Mérida, de cómo caucho de colores puede ayudar a formar la ilusión de una playa, de un barco en medio del mar, de un camino entre la selva, etc. La arena es divertida, pero otras superficies bien planeadas también lo pueden ser. Por otro lado, hay que considerar que los que más usan la arena como juguete son los niños menores a 5 años, que también son los más propensos a adquirir enfermedades.

  • Limpieza e Higiene.

En Mérida, como en muchas ciudades del mundo, hay una falta de cultura ciudadana por mantener limpios los espacios públicos. Esto, sumado a los altos costos de mantenimiento que conlleva recolectar residuos todos los días, hace difícil que los parques estén libres de basura. Es común encontrar en la arena de las áreas de juegos infantiles toda clase de contaminantes: bolsas de plástico, colillas de cigarro, latas de refresco o cerveza, excremento de animales, envoltorios de comida, entre otras. Cualquiera podría argumentar: “toda esta basura también la vas a encontrar en el caucho o en los pavimentos de seguridad”, lo cual es cierto. Con la diferencia clave de que la arena, a diferencia de las opciones anteriores, simplemente no se puede lavar con facilidad.

  • Enfermedades.

Sílvia Gelonch Barcenilla, del Instituto Técnico de Análisis Biológico y Estructural de Barcelona, realizó el estudio denominado «Seguridad y Salubridad en Parques Infantiles», donde concluyó que “Los areneros situados en las áreas de juegos infantiles de las zonas verdes de uso público, resultan ser unos espacios con una gran riqueza sensorial pero pueden ser peligrosos para la salud humana si se encuentran contaminados con microorganismos, material orgánico o inorgánico, insectos y/o ectoparásitos, así como parásitos procedentes de defecaciones de animales. Las heces de los animales domésticos se secan y esparcen por el medio ambiente constituyendo un peligro de diferentes zoonosis, como Toxoplasma, Toxicara, Echinococcus, Hidatidosis o Giardia”.

Las zoonosis son todas aquellas enfermedades propias de los animales que pueden ser transmitidas a los seres humanos. De los 1,415 patógenos humanos conocidos en el mundo, el 61% son zoonóticos. De ahí las altas posibilidades de contraer enfermedades en áreas de juegos infantiles con arena sucia o contaminada con heces de animales. Dichas heces contienen huevos u ooquistes del parásito, que los niños se llevan a la boca al jugar o ingerir alimentos, o directamente a través de la piel.

  • Superficie Amortiguante.

Uno de los factores más importantes en la seguridad de los juegos infantiles, es el material del suelo, que permite “amortiguar” los impactos y caídas para reducir el riesgo de lesiones. Vamos a clasificar las superficies en cuatro familias: 1). Las tradicionales, como el concreto, el asfalto o el pavimento. Estas son peligrosas y totalmente inaceptables, razón por la que ya es muy poco común encontrarles en algún parque. 2). Las superficies naturales, como el pasto, la tierra natural o compactada y la arena. Estas protegen en cierta medida pero están sujetas al desgaste por lluvia o por el juego de los propios niños que la “acarrean” de un lado a otro. No es raro encontrar que las áreas donde más se necesita una superficie amortiguante (al final del tobogán o debajo del columpio) es donde ya no hay arena o tierra. 3). Superficies Inducidas. Como los triturados de madera o caucho, los recubrimientos de caucho o los pavimentos de seguridad, como el EPDM (Terpolímero etileno propileno dieno), que a pesar de ser costoso se justifica al tener una alta resistencia al calor, al ozono y a las inclemencias meteorológicas, además de ser un aislante eléctrico muy bueno.

  • Accesibilidad.

Finalmente, un argumento muy sencillo pero importante. La arena es excluyente. Los juegos con superficie de arena no permiten el acceso a personas con problemas de movilidad, en ella no pueden circular niños con sillas de ruedas, por ejemplo.

Por ello, de la variedad de superficies disponibles para los juegos infantiles, la arena dista mucho de ser la mejor de ellas.